Coronación Pontificia de la Virgen del Saliente

Hay acontecimientos en la vida de los pueblos que hacen historia, bien porque rompen la monotonía diaria de introducir elementos de esperanza y desesperanza, o porque en un tiempo breve se condensa con toda su riqueza la Historia grande vivida y actualizada a niveles de profundidad existencial, adelantándose así el utópico futuro que todos en nuestro interior deseamos.

La Coronación Pontificia de la Virgen del Saliente, se inscribe dentro de los acontecimientos que hacen Historia al totalizar, integrando con proyección de futuro, la vida de nuestro pueblo en la riqueza simbólica del acontecimiento.

Para los creyentes, ha significado una vivencia de catolicidad de la fe, concretada en la devoción a la Virgen María, Madre del Señor y figura de la Iglesia. La dimensión pontificia de la coronación, nos ha hecho más conscientes de nuestra pertenencia a la Iglesia universal, cuando presididos por el Sr. Nuncio Apostólico en España, Monseñor Mario Tagliaferri, los Sres. Arzobispos y Obispos que le acompañaban, junto a los sacerdotes y miles de fieles que hacían de este acto el más multitudinario de los últimos años en la provincia de Almería. Es el símbolo vivo de una fe que aceptando la dimensión afectiva del hombre, le lanza a otras dimensiones racionales de lucha por los valores evangélicos de solidaridad, trabajo compartido y libertad.

La corona, realizada con pequeños y muchas veces irreversibles gramos de oro dispersos en chatarra, se convierte en signo de futuro a realizar, donde la solidaridad, el compartir, crea riqueza y con ella, alegría y fraternidad.

Prototipo de todo este complejo universo religioso, fue María “la mujer de la albahaca”. Es la fe de los sencillos que hicieron posible la coronación, con la radicalidad del que ama sin miedo a los servicios de orden, ni a las prohibiciones. Ella, sin saber cómo, entre tanta gente (me comentaba a los pocos días), pasó su aromática planta por la Sagrada Imagen, repartiéndola entre los que le rodeaban, porque una alegría tan grande no podía quedar para ella sola.

La Virgen del Saliente, de una forma definitiva, ha puesto de manifiesto la más profunda identidad de Albox, que por ella se transciende asimismo dando a nuestro pueblo un sentido de apertura sin perder su identidad. Las casas se hicieron lugar de encuentro y acogida para tantos familiares y amigos dispersos, las mesas siempre puestas y preparadas – según las posibilidades de cada uno –, en espera de compartir festivo. El pueblo se vistió de gala para hacer presente su devoción y alegría. La rambla, accidente geográfico signo del miedo y la división, quedó convertida en acogedor lecho de fácil acceso para aparcar os distintos medios de locomoción.

Para los que creemos en la esperanza, el 7 de agosto de este año, se puso de manifiesto el potencial humano y la riqueza, muchas veces escondida por la desidia y el tópico, de nuestro pueblo. Es posible superar los baches que en la historia crean los intereses encontrados que nos llevan a caminos sin salida, produciendo raquitismo, decepción y emigración no deseada. Si oímos y dejamos hablar a los que no tienen voz, es posible un pueblo grande que no se mire de frente con ojos de ira, sino convergiendo hacia el monte Roel, joyero que guarda la más pura esencia del espíritu de Albox.

La Coronación Pontificia de la Virgen del Saliente, si la analizamos con los ojos limpios del que cree en el futuro, nos dará la riqueza profunda de los momentos de la historia que hacen a los pueblos grandes, dándoles ilusión para la lucha diaria y la fuerza para afrontar las dificultades cotidianas.

1988 es el año de la Coronación de la Virgen del Saliente; tiene que ser para todos, el año que renació de la fe y la esperanza.

Pedro Mª Fernández Ortega
Libro de la Feria de los Santos,
Noviembre de 1988